¿Sabes exactamente porque has perdido tu motivación con el sistema de gestión ?

No pierdas la motivación con el Sistema de Gestión

Todas las personas y por lo menos una vez en la vida nos hemos sentidos desmotivados. Ahora bien ¿qué significa exactamente estar desmotivados? ¿Es estar deprimidos, sin ánimo para hacer las cosas? NO Nada tiene que ver la depresión o la tristeza en este asunto. ¿Sabes de dónde proviene el término “motivación”? Del latín, y significa “lo que provoca movimiento”.  Así como el motor de un auto es el que logra el movimiento del mismo, los seres humanos tenemos nuestros propios motores. Ahora bien, ¿Qué pasa cuando estos motores se han apagado? ¿Cómo hacemos para que vuelvan a arrancar?

Cuándo trabajamos en el área de Calidad y particularmente nos toca gestionar el Sistema de Gestión de Calidad, tener los motores apagados puede ser realmente crítico. ¿Te pasa por ejemplo que cuando enciendes el ordenador al iniciar la jornada de trabajo te dices “¡otro día más igual que ayer!”? O quizás después de revisar tu correo piensas “otra vez este cliente reclamando” o también te preguntas “¿para qué completo tantos formularios si nadie los lee?” Definitivamente si esto te está sucediendo entonces efectivamente has perdido tu motivación.

Las causas de tu desmotivación con el sistema de gestión

Las razones pueden ser múltiples y variadas pero por lo general a todas las personas nos motivan o desmotivan las mismas cosas. Cuando elegimos o nos toca trabajar en un Sistema de Gestión de Calidad las causas más comunes de la desmotivación suelen ser:

  • Poco involucramiento de los demás sectores. El Sistema de Gestión de Calidad de una empresa es algo así como el corazón de la organización. El equipo de trabajo debe significar un referente para que los demás sectores se orienten a lograr altos estándares de calidad. Lamentablemente suele suceder que los otros sectores de la empresa tienden a ver al Sistema de Gestión como una mera oficina que solo se ocupa de hacer papeles. Este pensamiento lo percibimos a través de pequeños detalles y podemos llegar al punto de convencernos de que nuestros “papeles” efectivamente no tienen valor.

 

  • Los objetivos del sector no están alineados con los del resto de la organización. Cuando en tu equipo se han definido determinados objetivos pero en el resto de los sectores se han fijado otros distintos, o simplemente no se han fijado surge el conflicto. Tú orientarás tus esfuerzos en una dirección determinada pero en el camino verás que no todos te acompañan. Es más, hasta puedes llegar a percibir que otras personas caminan en la dirección contraria, lo cual debilita claramente los esfuerzos de cada uno.

 

  • Falta de organización interna. En ocasiones sucede que las personas se juntan, definen pautas de trabajo y se plantean metas que luego no se siguen. Muchas personas son generadoras de ideas innovadoras y creativas pero muy pocas son las que tienen capacidad de seguimiento. Cuando esto sucede, comienzan las confusiones y el desorden se apodera del equipo. El rumbo no está claro y la persona no sabe hacia dónde caminar.

 

  • Equipo de trabajo poco unido. En un sector pueden trabajar muchas personas y entonces podemos pensar que tenemos un gran equipo de trabajo pero ¡cuidado! Tener un equipo es mucho más que ello. Cada día el líder debe tener como meta fortalecer el espíritu de equipo y que cada integrante se sienta parte de ese equipo. Si estás en uno de esos lugares en los que cada uno hace lo suyo, es muy probable que con el tiempo te sientas desmotivado.

 

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¿Podemos hacer algo para motivarnos con nuestro sistema de gestión?

La buena noticia es que la respuesta es que SI podemos hacer muchas cosas para cambiar nuestra situación y nuestro sistema de gestión. Aquí van algunas de ellas:

  • Comunicar y expresar nuestra desmotivación. Si me siento desmotivado lo primero que debo hacer es decírselo a mi responsable de equipo. También compartirlo con los de mi entorno, puede eso ayudarnos a tener otra perspectiva de la situación. En ocasiones puede ocurrir que las personas que estén a nuestro alrededor no adviertan nuestro desánimo, no demos por supuesto cosas que no lo son, a veces pretendemos que las personas sean adivinas.
  • Trazarnos objetivos claros, concretos y que podamos alcanzar. Es bueno que aprendamos a distinguir dos grandes tipos de objetivos: los que nos transmiten nuestros superiores y las personas que están en una jerarquía mayor y los que nosotros nos planteamos. Estos últimos son tan importantes como los primeros. El saber que tenemos algo concreto esperando a ser alcanzado será un motivo para que cada día intentemos estar más próximos a alcanzarlos.
  •  Organizar nuestro trabajo. Una práctica sencilla pero muy efectiva es escribir en un cuaderno las tareas que necesitamos o deseamos realizar ese día. Cuando estemos desorientados o nos sintamos desorganizados, consultemos esas notas. Tildemos con un tick lo que hayamos cumplido y vayamos por lo que nos falta.

 

Te doy estas tres únicas pautas para que comiences, verás cómo en poco tiempo verás resultados positivos dentro de tu trabajo y tu sistema de gestión , si realmente eso es lo que vas buscando.

 

Deja tu comentario, si alguna vez te has visto desmotivado o ayuda a motivar a las demás personas que lean este artículo y se encuentren en esta situación. Será de gran ayuda.

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