¿Formación a distancia o presencial? Elige tu mejor opción

Formación a distancia o presencial, ¿cúal elijes tú?

Hoy en día, las personas vivimos a un ritmo notoriamente más acelerado que tan solo unos años atrás. Independientemente de la actividad específica que realicemos o de nuestro rol familiar y social, el tiempo se ha transformado en un valor cada vez más cotizado. Este fenómeno, propio entonces de la vida moderna, hace que una nueva modalidad de formación se imponga, y cada vez con mayor fuerza: la formación a distancia.

Frente al surgimiento de algo nuevo, una conducta de cierto recelo es natural. Comparamos las ventajas que “lo anterior” tiene respecto a esta novedad, y en una primera instancia, el balance suele ser a favor de lo anterior.

Pero no nos quedemos con que todo “tiempo pasado fue mejor”. Los cambios ocurren precisamente como consecuencia de las necesidades, y la humanidad siempre se ha dirigido en esa dirección.

Paralelismo entre formación a distancia y formación presencial

¿Te has preguntado por qué cada vez es mayor la oferta de formación a distancia? Basta con hacer una rápida búsqueda en Internet y encontrarse con una amplia variedad de ofertas. El conocimiento y la posibilidad de aprender, mediante un sólido proceso de aprendizaje, puede estar a tan solo un click de distancia.

Sin embargo, existen ciertos paradigmas o características de la formación a distancia que aún pueden generarte dudas. Analizaremos algunos aspectos fundamentales de ambas modalidades de formación, y así, llegado el momento de elegir, hacerlo con base en un criterio sólido.

  • Proceso de enseñanza-aprendizaje. En el caso de la modalidad presencial, este proceso suele darse de manera vertical y rígida. El docente es claramente quien dirige la formación y es quien pauta los tiempos. El programa, previamente planificado y de manera independiente por el docente, es aplicado de acuerdo a un cronograma fijo.

 

En el caso de la formación a distancia, este proceso se da naturalmente de  una manera más flexible y participativa. Los integrantes del curso, y de acuerdo a sus posibilidades, pautan el ritmo al cual pueden participar. El docente, y en función precisamente de ese ritmo, va diseñando constantemente el curso. Tiene claro las áreas que deben abordarse así como la profundidad con la que desarrollar los temas, pero en todos los casos, el curso se adapta de acuerdo a las posibilidades que los participantes tienen.

 

  • Cuando un curso por ejemplo, es tomado de forma convencional, el docente dirige claramente las clases. En el caso de la modalidad a distancia, el aprendizaje pasa a estar autodirigido por el participante. Esta característica requiere más disciplina y madurez por parte del participante para que pueda aprovechar al máximo el potencial de conocimientos que el curso ofrece. Pero, por otra parte, es precisamente aquí donde podemos encontrar un gran valor agregado: el hecho de que el estudiante deba administrar y gestionar las herramientas que se le han entregado, hace que transite por un proceso de aprendizaje aún más profundo. No solo aprenderá los conceptos técnicos en sí mismos, sino que descubrirá y practicará cuál es su mejor forma de aprender.

 

  • Estilo de relacionamiento. En un curso presencial, estamos cara a cara frente al docente y a nuestros compañeros. Pero siempre la mirada está dirigida al “líder” de la actividad: el profesor.

 

Si bien cuando estamos sentados frente a  una computadora, hay ciertas “sensaciones” humanas que no podemos experimentar, la tecnología también nos facilita. Si pensamos por ejemplo en las dificultades de relacionamiento que ciertas personas puedan tener, la modalidad a distancia ofrece algunas ventajas. Lo que a veces no nos atrevemos a preguntar en un aula, hasta por miedo a hacer el ridículo, si nos atrevemos a escribirlo. El hecho de escribir  y que no nos vean el rostro por ejemplo, nos puede dar la “seguridad” para consultar cada duda que nos surja. Desde ese punto de vista, el curso puede ser mucho más aprovechable.

 

  • Los tiempos y las evaluaciones. Cuando tomamos la decisión de hacer un curso, y especialmente si hace ya mucho tiempo que estamos desvinculados del ámbito académico, la falta de tiempo puede ser una de las grandes limitantes. El tener que asistir siempre a un mismo horario, tener que estudiar para determinado día, y además tener que aprobar un exámen, puede significar mucha presión. La modalidad a distancia permite administrar esos tiempos, y hacer las evaluaciones cuando realmente sintamos que estamos en condiciones para hacerlo. Todo dentro de ciertos límites naturales, pues de esa forma también nos ayuda a que seamos ordenados.

No hay verdades absolutas ni condiciones insuperables, cada uno de nosotros tenemos nuestros tiempos y transitamos el proceso de aprendizaje de manera única. No obstante, buscar y generar esas condiciones, que nos faciliten el acceso al conocimiento debieran estar entre nuestras prioridades.

El saber es la puerta clave para el éxito, y en todos los sentidos.

No lo dudes, consulta la oferta formativa de mis cursos a distancia y cualquier duda o consulta, siéntete libre de hacerla.

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