Hábito 1: RESPONSABILIDAD. SER PROACTIVO
Proactivo: Cuando hablamos de los «7 hábitos», casi inmediatamente surge una asociación directa con el concepto de una gestión altamente efectiva. Como ha sucedido con tantos otros temas, los «7 hábitos» ha mantenido una estrecha relación con el área de Calidad y con la forma de cómo gestionar sus asuntos afines. No obstante, el alcance de esta herramienta, propuesta por Stephen Covey, es mucho más amplio.
Adquirir un hábito, es hacer de una acción, algo cotidiano. Es incorporar a nuestra forma de concebir al mundo, una serie de principios y convertirlos en un estilo de vida. Esa no es ni más ni menos que la clave, transformar los pensamientos detrás de cada hábito en una acción automática.
Pero ¿qué necesitamos para incorporar esos hábitos a nuestra forma de trabajar y gestionar nuestros proyectos? ¿Cualquiera puede construir a partir de los «7 hábitos» un modelo de gestión? La respuesta puede ser NO y SI.
Si eres una persona que aún no sientes la necesidad de cambiar y hacer un «click» en tu forma de encarar tus proyectos, es probable que aún no estés en el momento oportuno. Para aprovechar esta poderosa herramienta, tienes que identificar en ti un fuerte deseo de cambio.
Si por el contrario, estás en una etapa de desorientación, de no saber qué rumbo tomar, pero si con la convicción de que algo tienes que hacer, entonces la respuesta es absolutamente SI.
Cómo comenzar a trabajar con el Hábito 1
Tanto para este hábito como para los siguientes, hay una serie de sugerencias que te puedo hacer:
– Libérate de los PARADIGMAS que tienes. A veces nos cuesta identificar o simplemente creemos que no tenemos paradigmas. La gran mayoría de quienes trabajamos en temas de Gestión de Calidad, nos hemos visto influenciados por distintos paradigmas. Gradualmente los vamos incorporando, y van conformando la forma en que vemos y comprendemos al mundo. Todos tenemos una «visión» del mundo, que puede ser más o menos diferente una de otra. El problema surge cuando obtenemos resultados que no deseamos. En intento de cambiar el resultado, cambiamos nuestra actitud, o directamente una conducta determinada para obtener ese resultado diferente. Pero ¿por qué a veces cambiando la actitud o la conducta, el resultado sigue siendo negativo? Porque mantenemos el paradigma a través del cual intentamos resolver el problema.
Recuerda esta frase, que a menudo se cumple: «la forma en que vemos a un problema, es el problema en sí mismo».
– Crea un nuevo nivel de pensamiento. Al momento de enfrentar un problema o una situación que deseamos cambiar, debemos posicionarnos en un nivel de pensamiento distinto al de cómo se generó dicha situación.
Cuando comenzamos a reflexionar detenidamente acerca de un problema o un estado que deseamos modificar, vamos descubriendo aspectos cada vez más internos y profundos. Pongamos un ejemplo práctico: estamos liderando un equipo de trabajo enormemente desmotivado. Hemos intentado distintas cosas, como por ejemplo brindar actividades de capacitación, instancias de reuniones y discusión, pero nada parece funcionar. Seguramente es hora de mirar hacia dentro y analizar cómo se está dando nuestra interacción con esa realidad que queremos cambiar. Cuando llegamos a ese nivel, es que estamos profundizando y creando un nuevo nivel de pensamiento. Y cuando esto pasa es una buena señal, pues estamos preparados para actuar sobre nuevos hábitos.
– Estar dispuesto a hacer un gran esfuerzo. Convertir una acción en una tarea constante, y que de forma inconsciente se dispara, es una ardua labor. Adquirir y practicar un hábito no surge como por generación espontánea. Similar a lo que sucede con un negocio, hay que estar dispuesto a invertir para luego cosechar frutos. Si esto no está claro, la frustración no tardará en llegar.
Trabajando en el Hábito 1: Responsabilidad. Ser proactivo.
Si analizamos la palabra responsabilidad, distinguimos dos conceptos: responder y habilidad. Es así que una persona responsable, tiene la habilidad de responder en el momento adecuado y de la forma adecuada. La persona responsable elige qué y cuándo responder. Por otra parte, una persona que es proactiva, reconoce inmediatamente esta responsabilidad.
Empecemos por hacernos la siguiente pregunta: ¿soy una persona proactiva, o por el contrario, soy reactiva? para responder esto y de la manera más franca posible, puedes preguntarte por ejemplo, qué tipo de frases o comentarios usas más a menudo:
TIPO DE COMENTARIOS 1
«Frente a este tipo de situaciones no puedo hacer demasiado», » no soy psicólogo para comprender y modificar el comportamiento de la gente», » el director no va a cambiar de idea por el simple hecho de que yo se lo plantee», «hay realidades que no se pueden cambiar»
TIPO DE COMENTARIOS 2
«La situación no está fácil, pero no todo está perdido», «el NO ya lo tengo, iré por el SI», «es difícil, pero es un desafío que quiero asumir», «siento que tengo mucho por hacer»
Si te sientes más identificado con el primer tipo de comentarios, entonces eres una persona reactiva, mientras que, si tus palabras más frecuentes son las del estilo de abajo, eres proactivo. Cualquiera sea el caso, tienes posibilidades de poner en práctica el primer hábito.
Una persona reactiva, le adjudica al entorno y a las circunstancias el mayor poder. De cierta manera justifica una realidad incambiable por factores externos a su voluntad. Hasta ahora no tiene la oportunidad de ver, que cada uno de nosotros podemos hacer mucho más de lo que pensamos.
Trabajar en el hábito 1, significa incorporar la idea de que nosotros podemos hacer y mucho por modificar lo que nos rodea. Antes de analizar cuáles son todos los factores externos que determinan esa situación que deseamos cambiar, pensemos en lo que yo puedo hacer para cambiarla.
Una de las características más sobresalientes de una persona proactiva, es tomar la iniciativa. Independientemente de cual sea el desafío o cuan complejo sea el escenario, dar ese paso que te saca de la inamovilidad.
¿Qué ganaré con ser más proactivo?
Sentirás y comprobarás que ganarás muchas cosas, y a dos niveles fundamentalmente. El primero a nivel persona, pues ser proactivo y ser consciente de la responsabilidad que tenemos de cambiar las cosas genera sentimientos de placer.
¿a quién no le gusta experimentar el sentimiento de libertad? cuando somos proactivos nos sentimos dueños de cambiar la realidad. Incluso, frente aquellas cosas que no podemos cambiar, si podemos elegir algo: la actitud y la forma en que enfrentamos esa realidad que no podemos cambiar.
Cuando analizamos los resultados que una persona proactiva puede lograr en un entorno de trabajo, la diferencia que se obtiene a lo que obtendría una persona reactiva es más que elocuente.
Las personas proactivas y responsables de lo que les sucede, son personas que ejercen inmediatamente un mayor liderazgo. No es necesario, hacer actividades extraordinarias o especiales para convencer a nadie de nada. Cuando tomamos la iniciativa, ya sea de atacar un problema o de proponer una idea, estamos transmitiendo confianza, optimismo y seguridad. Esto a su vez invita a que otros se animen a imitar dicho comportamiento y de esta forma se genera una auténtica sinergia de equipo.
A modo de conclusión y cierre para este primer hábito, podemos asegurar que ser proactivo y mostrar responsabilidad en la gestión de nuestro departamento de Calidad es absolutamente necesario. Trabajar en este hábito, y tener presente a diario, la importancia de esta actitud te permitirá cosechar grandes logros.
Sé dueño de tu propio accionar y serás libre de elegir cómo sentirte.
Interesante e importante. Más aún, cuando se ha leído el libro de Covey
Gracias, pues sí, es un libro de los que yo llamo de «mesilla de noche»