Plan de Control de Temperatura

Nos toca diseñar e implementar un plan de control de temperaturas, pero ¿no sabemos por dónde empezar? Hoy te proponemos algunos pasos que te servirán de guía para un exitoso plan de control de temperaturas

¿Qué hacer para que la temperatura de conservación no signifique un riesgo alimentario?

Vayamos en el siguiente orden:

Dependiendo de si son muchos o pocos, nos convendrá hacer un plano de ubicación o una lista. Pero cualquiera sea el caso, debemos tener identificados todos y cada uno de los equipos e insumos de distintos métodos de conservación.

Cuando hablamos de equipos nos referimos desde las cámaras térmicas, hasta los camiones que deben transportar materias primas o productos terminados refrigerados. Si, por ejemplo, como medio de desinfección usamos altas temperaturas, también debemos incluir aquí esos equipos

Si hay algún caso que no está del todo claro, es ahora el momento de definirlo. Generalmente los equipos se manejan con rangos óptimos y no valores absolutos.

En esta etapa conviene evacuar todo tipo de dudas, e incluso si es necesario contactarse con los proveedores de los equipos para asegurar la capacidad de los mismos. Aquí aparece una cuestión clave y es la calibración y mantenimiento de los equipos. Esto lo veremos en otro artículo específico del tema.

Porque naturalmente no alcanza con disponer de muchos equipos y temperaturas muy bien definidas si no tenemos un sistema que nos alerte cuando un equipo no está funcionando correctamente.

Debemos conocer la eficacia de estos equipos y, para ello seamos conscientes que no alcanza con saber el valor nominal. La verdadera eficiencia, que por otra parte cambia a lo largo del tiempo, debe determinarse experimentalmente.

En el “cómo constatamos” si un equipo o aparato trabaja muy bien, encontramos otras interrogantes: dónde y quien hace la verificación, cuáles son las características o propiedades que se verifican, cuál es la frecuencia con que hago esa verificación. Asociado a esto aparece el tema de la calibración.

Como lo hemos discutido en artículos anteriores ningún plan está completo si no hemos pensado de qué manera vamos a hacer los registros.

Cada actividad puede demandar un modelo de registro y, en otros casos podremos tener planillas, por ejemplo, que sean comunes.

Tengamos siempre presente que un plan muy complejo probablemente esté condenado al “desuso”. Un plan por el mero hecho de hacer algo, tampoco servirá de mucho. Busquemos algo funcional y amigable.

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